Las Máquinas





(La imagen es de propiedad de su autor)


Cada día es un nuevo comienzo. Como si muriera con cada puesta de Sol y volviera a la vida al amanecer. Así es como mido el transcurrir del tiempo, quizás se debe al mundo en el que habito. Ya no es el mismo que el de mis antecesores.

Tanto ha evolucionado la tecnología y del mismo modo ha mutado ese al que llamaban ser humano, que de tal prácticamente no queda nada, sólo el concepto.

La inmortalidad es su afán. Se desvive por romper la barrera de la muerte, desafiar a Dios y volverse un ser infinito. Quizás para contemplar el fin del Universo y aún así seguir viviendo.

No siente admiración por las aves que surcan el cielo, por las montañas o los mares. Hoy nada de eso existe y tampoco importa. En otros tiempos no se le llamaría vida a esta forma de existencia.

Su mente está conectada a la red. Ya no experimenta sensaciones físicas, sino más bien virtuales. Como verdaderas computadoras vivientes.

No existe la literatura, la plástica o incluso la música, porque el hombre ya no expresa ni percibe las emociones. Son autómatas que reciben instrucciones desde la red neuronal y actúan en pos de la colmena.

En fin. Los papeles han cambiado.

Hoy me pregunto ¿Quiénes son ahora las máquinas, ellos o nosotros?

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