Konara





Desde que las primeras civilizaciones costeras se adentraron mar adentro en busca de nuevas tierras, riqueza y recursos, las estrellas han sido una meta para el ser humano. Para los antiguos navegantes como Egipcios, Fenicios, Griegos, Romanos, Vikingos y otros tantos pueblos conquistadores los astros fueron su guía para aventurarse en los océanos y mares del mundo. Luego las estrellas mismas fueron la meta última para una especie inquieta y sedienta de nuevos descubrimientos.


Tal como lo señaló Carl Sagan: "El universo es un sitio bastante amplio. Si solo estamos nosotros, me parecería un auténtico desperdicio de espacio".





Konara o Ceren30




El siglo XXX parece un futuro prácticamente fuera de nuestros márgenes de análisis, es como mirar esa línea en el horizonte que se vislumbra demasiado lejana y nos impide dilucidar lo que nos depara el camino. Sin embargo, ahí es donde se desarrolla esta leyenda y las razones para ello tienen su génesis en que muchos de los autores clásicos de la llamada época dorada de la ciencia ficción, erraron en sus predicciones acerca de los viajes estelares.


El siglo veintiuno, que fue sindicado como el apogeo para la exploración del cosmos, encontró a una humanidad aún en pañales en cuanto a esta materia. La comunidad científica e ingenieros de la industria, vaticinaron que a la especie humana le tomaría un milenio de investigación y desarrollo de la astronáutica y la física para resolver esta problemática. Alcanzar este punto no estuvo ausente de dificultades, muchos acontecimientos se produjeron tras un millar de años de historia, la Tierra cambió drásticamente por la acción de las fuerzas de la naturaleza. El hombre avanzó a tropiezos hacia una evolución que estaba más cercana a un capricho que una realidad cierta. El conflicto inherente en las relaciones humanas, trajo como consecuencia una guerra entre los seguidores más radicales de credos de oriente y las fuerzas unificadas del oeste. Aunque el común de la gente suponía que el conflicto era impulsado por intereses más bien políticos y hasta mercantiles.

Pero finalmente y echando por tierra los más pesimistas vaticinios, las naciones lograron unirse en un solo gobierno con la esperanza de aunar fuerzas y enfrentar el futuro de la mejor forma posible. Había que resolver los problemas de alimento y espacio para los veinte mil millones de habitantes.

La explosión demográfica ha obligado a la raza humana a un sondeo incansable de recursos naturales y para ello, explora y coloniza nuevos mundos. 

La sociedad se había organizado bajo un gobierno central con sede en la madre Tierra y un régimen colonial que extendió el brazo del estado hacia las colonias que poblaban una diversidad de sistemas planetarios perdidos en los confines del cosmos. Rememorando aquella época en que los imperios enviaban conquistadores a expandir sus dominios.

Desafortunadamente, las diferencias entre terráqueos y colonos generaron división entre ambos gobiernos, fomentando la corrupción por parte de los grupos económicos que se disputaban los mundos ávidos para la explotación de recursos naturales. Una de estas corporaciones, C.E.RE.NA. (Consorcio de Explotación de Recursos Naturales en planetas extrasolares), cuyo presidente de directorio y dueño de más del cincuenta por ciento de las acciones, el Sr. Feng Liu, logró detectar una señal emanada de un mundo distante que resultó ser semejante a la Tierra y que estaba habitado por seres inteligentes y en vías de desarrollo.




Las tres razas que habitan Konara


Originalmente fue clasificado como Ceren30 en el catalogo Hipparcos, mas al poco andar se le denominó Konara valiéndose de la lengua local y cuyo significado aludía a un oasis. Es un mundo habitado por una triada de tribus muy dispares entre sí, seres antropomorfos que se hacían llamar: los Dorhian, los Camargos y los Kearas.

Previo a la invasión terrestre, estos ya estaban enfrascados en una lucha interna.

Cerena movió sus influencias para lograr la conquista de este mundo recurriendo a resquicios legales y burlando el Mandato Maestro, que regulaba el actuar de los conglomerados mineros.
El señor Liu contrató los servicios de Fred Van Der Haller, un holandés que asumió el cargo de gobernador del planeta, sometiendo a los nativos valiéndose del autoritarismo y la tortura para lograr la explotación libre de los recursos naturales, pero mayoritariamente para desentrañar los secretos de un tabernáculo cuya antigüedad competía de igual a igual con esa atmósfera de misterio que lo envolvía. El santuario estaba localizado en una región conocida como el Valle de Mergala, nombre de aquel hombre considerado patriarca de la raza keara y cuya profecía hablaba de una época de paz y reencuentro entre coterráneos. Había leyendas locales que aseguraban que en dicho santuario se ocultaban los testimonios que envolvían al origen del pueblo keara y de la propia raza humana.

A oídos del gobierno central llegaron rumores de que Cerena había burlado el contrato y que Konara era habitado por seres inteligentes, que fueron diezmados por la milicia de Cerena, sin embargo y sin que Van Der Haller pudiera evitarlo,se desentraña el misterio del Templo de Mergala que desencadenó una serie de acontecimientos que se volvieron un obstáculo difícil de superar para la compañía. Entonces vio frustrados sus esfuerzos por obtener los preciados recursos naturales y por supuesto por conocer los enigmas del citado oratorio.




Las Pleyades a 250 años luz de la Tierra



Finalmente se libró una batalla decisiva en el Valle de Mergala, un conflicto que rayaba en lo épico por su expectacularidad y consecuencias,  donde lograron entrar al templo aquellos que fueron elegidos. Encontraron en su interior fabulosas esculturas talladas en la roca de un sistema planetario similar al nuestro. Un holograma de Mergala les reveló algunas de las verdades que abrumaron a la humanidad durante su historia ¿Mas será esta toda la leyenda?








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