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Mostrando entradas de abril, 2015
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Las Máquinas (La imagen es de propiedad de su autor) Cada día es un nuevo comienzo. Como si muriera con cada puesta de Sol y volviera a la vida al amanecer. Así es como mido el transcurrir del tiempo, quizás se debe al mundo en el que habito. Ya no es el mismo que el de mis antecesores. Tanto ha evolucionado la tecnología y del mismo modo ha mutado ese al que llamaban ser humano, que de tal prácticamente no queda nada, sólo el concepto. La inmortalidad es su afán. Se desvive por romper la barrera de la muerte, desafiar a Dios y volverse un ser infinito. Quizás para contemplar el fin del Universo y aún así seguir viviendo. No siente admiración por las aves que surcan el cielo, por las montañas o los mares. Hoy nada de eso existe y tampoco importa. En otros tiempos no se le llamaría vida a esta forma de existencia. Su mente está conectada a la red. Ya no experimenta sensaciones físicas, sino más bien virtuales. Como verdaderas computadoras vivientes. No
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JUNTO AL PUENTE (La imagen es de propiedad de su autor) Mi padre me inculcó desde pequeña el hábito de desarrollar mis fantasías, de tener sueños sublimes. Después de todo, así nos mantenemos vivos. –Tus sueños y fantasías serán tus únicos compañeros –solía repetir–. Somos seres solitarios y condenados a ocultarnos al abrigo de las montañas o los bosques de secuoyas ¡Ah! Esos árboles añosos y envueltos en una mística y sapiencia únicas. Apégate a ellos para buscar refugio porque al allegarnos a la tierra o a los árboles, nos volvemos uno de ellos y así dejamos este mundo que ya no da cabida a seres como nosotros. Recuerdo que desde mi niñez viví rodeada de secuoyas, me acostumbré al rechinar de sus troncos y a la perenne danza de sus ramas al son de las corrientes. Se erguían por sobre la foresta y empeñándose en impedirme el paso. Llegué a creer que se movían. Tal vez acatando un mandato de mi padre, él les hablaba y los macizos parecían prestarle atención
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Réquiem para Tahínus (Imagen solo de referencia y es de propiedad de su autor) Estimados amigos, Me es placentero anunciarles que en Julio de este año saldrá al mercado mi nueva novela que se titula: “Réquiem para Tahínus”. Es para mí un agrado y un honor sacar adelante este proyecto bajo el alero de mis amigos de Puerto de Escape, quienes son importantes difusores de la Fantasía y la Ciencia Ficción en Chile, dando espacio a nuevos autores de ambas tendencias. Lo menciono porque precisamente mi nueva novela se enmarca en este género de la literatura, el de la Fantasía, siguiendo los pasos de grandes novelistas clásicos que fueron una importante influencia en mi narrativa. Réquiem para Tahínus es una leyenda que tiene su génesis en un mundo del mismo nombre que por supuesto se sitúa en la zona habitable de un sistema solar gemelo al nuestro, perdido en algún rincón del tiempo y el espacio. Un cuerpo celeste que rebosa de vida en variedad y can
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Lealtad Quebrantada (La imagen es de propiedad de su autor) Lo que partió como un juego de niños fue tornándose paulatinamente en una situación que podría tildarse de grave. Europa, que fue mi novia en aquellos años, cuando se es joven y se mira la vida con incertidumbre, me sugirió que hay cosas que no conviene tomarlas a la ligera: que por mi bien desistiera de ello. Lo decía con cierta cuota de preocupación, mas hice oídos sordos a sus advertencias. Tal vez porque el modelo de padre autoritario y machista que tuve, me hizo ignorar el hecho de que las mujeres son más intuitivas. Además, ser terco es una característica que me acompaña desde mi infancia y a estas alturas de mi vida creo no lograré erradicar. El asunto es que me he preguntado en más de una ocasión sobre la veracidad de aquellas leyendas urbanas de seres misteriosos, que viven una vida paralela a la nuestra. Europa era presa de los nervios cuando me refería a esto y se esmeraba en cambiar de tema
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EL OLEO (La imagen es de propiedad de su autor) Ikeda es el estereotipo del turista que recorre con la ansiedad de un chiquillo cada uno de los lugares característicos de cualquier metrópoli europea, inmortalizando con su cámara monumentos o espacios urbanos. Aquel museo de arte era su última parada y parecía retener en su frontis el estilo de principios de siglo. Se dejó seducir por los oleos que poblaban sus  paredes. En una amalgama de estilos y colores como en un sueño sublime, donde la razón parecía difuminarse en el nirvana de la ilusión. Si embargo, cuando creía haberlo visto todo, fue que quedó así, paralizado de pies a cabeza cuando observó ese retrato, como si fuera una deidad que se materializó frente a él. La imagen de una mujer se destacaba en el. Meditó en que no recordaba haber  visto antes una hembra de tal belleza. De piel cuya tersura competía de igual a igual con la fineza de la seda y el blanco inmaculado de la cima del monte Fuji. A Ik
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La levitación de Zelma  (La imagen es de propiedad de su autor)  Para Zelma, una acérrima seguidora de la corriente positivista, aceptar como ciertos los fenómenos paranormales era por supuesto un contrasentido. Por ello, la primera vez que leyó acerca de la levitación le resultó inverosímil. Para ella, ver a Neil Amstrong en sus caminatas lunares en el Mare Tranquilitatis , era lo más cercano a la levitación que podía aceptar, el resto eran meros cuentos de hadas. –Gracias a que existe la gravedad es que tenemos los pies bien puestos en la tierra –.Solía decir. Sin embargo, y sin proponérselo, la levitación parecía resistirse al olvido y se incrustó en su cabeza como un parásito. Trayéndole caos a esa vida suya que se apegaba a los dictámenes de su agenda, donde no había cabida para trivialidades. Este repentino desapego al orden, tuvo su origen en una serie de pesadillas de las que era víctima. Bueno, quiso creer que lo eran. Crecían en intensidad y frecuen